Notas y reflexiones de campo

TRABAJOLICOS

El ser humano, necesita sentirse reconocido y aceptado por el resto, si no ocurre tal reconocimiento, generalmente tiende a sentirse inferior, la búsqueda de poder y prestigio es histórica y universal, solo cambia el contexto en donde estamos insertos y la diversidad de satisfactores para ello. Vivimos en una sociedad que engrandece el trabajo y lo valora, mientras más se vea ocupada una persona, mejor se le ve socialmente, en cambio el ocio está mal visto socialmente, como sinónimo de holgazanería.

Hay personas que pueden llevar una vida plena y equilibrada, con una buena fuente de recursos sociales, económicos y personales, tal es el caso de una persona estable, con equilibrio, buena capacidad de comunicación con los demás y con una salud mental positiva, con familia, empleo, una persona “normal” a fin de cuentas. En cambio, cuando existe algún factor que impide a la persona relacionarse bien con cualquiera de estos elementos, cuando ocurre algo e irrumpe en su vida personal y le causa problemas, cuando presenta dificultades para relacionarse con el resto de las personas, y establecer relaciones interpersonales, cuando es falto de empatía o asertividad.

Cuando los factores mencionados anteriormente ponen en jaque al individuo, éste comienza a buscar canalizadores de energía como mecanismos de defensa. Una de esas vías de escape (y la más común) en nuestra sociedad actual es el trabajo, en él las personas pueden olvidar sus problemas personales, familiares y cotidianos, además que es bien visto socialmente, solo se dedican a realizar su trabajo, al ver que esto les resulta comienza a convertirse en una costumbre que muchas veces cuesta abandonar, se dedican cien por ciento al trabajo, ponen toda su energía en él, al descubrir que esta conducta les hace sentirse bien, la refuerzan y hacen de esa conducta un estilo de vida, toda su energía vital está enfocada en una sola causa: Su trabajo.

-No tiene que preocuparse de su vida cotidiana- ¿por qué? porque está ocupado.
-No tiene que hablar con la esposa, con la cual ha tenido dificultades- ¿por qué? porque tiene mucho trabajo.
-No le puede fallar al trabajo- ¿por qué?; porque necesita la contraprestación para sobrevivir.

Es por ello que cuando el individuo se inserta en esta suerte de juego adopta una posición diferente al resto de los empleados, comienza a destacarse, el jefe le reconoce el trabajo, lo ejemplifica, le felicita y refuerza su actitud, todo ello en un principio, cuando estos individuos se obsesionan con el trabajo y se convierten en trabajólico “persona adicta al trabajo, una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la actividad laboral con pérdida de control respecto a los límites del trabajo y que afecta a otros ámbitos de la vida cotidiana”, al hablar de adicción inmediatamente pensamos en una enfermedad, es por ello que después de estar catalogados como trabajólicos la actitud del jefe podría cambiar, ya que no es saludable ni para el individuo ni para la organización. Además, dentro de esta conducta se pueden distinguir muchas consecuencias negativas una de ellas es que el perfeccionamiento obsesivo o las expectativas irrealistas que tiene el individuo conducen al fracaso, digo expectativa irrealista porque no es una conducta humana normal, sale de los cánones de lo que podemos llamar normalidad, el individuo se autoexige a tal extremo que deja de lado muchas cosas, a veces de carácter vital, como la alimentación, el sueño, una vida sexual satisfactoria y otras necesidades básicas que lo conduce a la desilusión, apatía, desaliento u hostilidad, una vez inmersos dentro de todos estos sentimientos desagradables, les es más difícil abandonar su costumbre de trabajar, porque ya se ha vuelto un individuo adicto al trabajo.

Cuando estamos en presencia de un trabajólico lo podemos notar por pequeñas y sutiles actitudes propias de estos individuos, como por ejemplo: usualmente trabajan en su casa después de la jornada laboral, sus temas de conversación son acerca del trabajo, se sienten incómodos en los días feriados, no toman vacaciones, dedican más tiempo al trabajo que a sus asuntos personales.

Hay diversos efectos secundarios que pueden padecer estas personas, algunos de características muy dañinas, es por ello que las Organizaciones en general han adoptado políticas para bajar los niveles de trabajo de algunas personas, para ello utilizan talleres de salud mental, dentro de algunos beneficios se encuentran centros recreacionales o cabañas para vacaciones, ya que trabajar en exceso es perjudicial para la salud física y mental.

Las personas que padecen de esta adicción muy recurrente en los últimos tiempos, tienen como consecuencia efectos secundarios debido al sobre esfuerzo que realizan, tal como: dolores de cabeza o cefaleas, dolor de espalda, cintura o cuello, mareos, malestar en piernas o articulaciones por falta de movimiento, muy visible en aquellas personas que trabajan tras un escritorio, cansancio ocular en aquellas personas que trabajan en computadores, cansancio y fatiga crónica, irritabilidad, agresividad, mal humor, gastritis y colitis nerviosa, problemas cutáneos, ataques nerviosos, baja de presión por cansancio, entre otros, sin embargo los síntomas mencionados anteriormente pueden ser el primer llamado de atención para bajar las revoluciones porque puede ser una advertencia de algo más complicado como por ejemplo, problemas cardiovasculares, infartos, insuficiencia cardiaca, problemas vasculares como várices, trombosis, aneurismas y derrames cerebrales. Sin considerar los problemas sociales que conlleva esta condición, ya que se ven afectadas las relaciones sociales, familiares, generalmente éstas suelen deteriorarse cada vez más, no asisten a eventos sociales, ni familiares.

Para concluir, hay que tener presente que estamos al alero de una conducta que es valorada por la sociedad, pero a tal extremo que es perjudicial para la salud mental de los individuos, al ser extrema se juzga, y al final cuando el individuo toca fondo, y muchas veces ocurre, que el mismo empleador comienza a reducirle los niveles de trabajo, comienza a frenar su conducta trabajólica, aludiendo muchas veces a frases tan comunes como “tómate el día libre”, “toma vacaciones”.

Finalmente, como es de esperar estos individuos se enferman y es ahí donde ya no son funcionales para la organización y muchas veces “no poseen salud compatible con el puesto” y son despedidos, son despojados de lo único que los mantenía vivos, de donde eran capaces de sacar fuerzas en la mañana para enfrentar un nuevo día, lamentablemente cuando a estas personas les ocurre esto se sientes derrotados, caen en depresiones porque perdieron algo muy significativo, un “ser querido” comienzan el proceso, muy similar a un duelo y sin opciones. Tienen fama de trabajólicos, una adicción, les costará encontrar un nuevo trabajo, hay pocas empresas que contratan a adictos.

Por Paula Nievas

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