Notas y reflexiones de campo

TRABAJOLICOS

El ser humano, necesita sentirse reconocido y aceptado por el resto, si no ocurre tal reconocimiento, generalmente tiende a sentirse inferior, la búsqueda de poder y prestigio es histórica y universal, solo cambia el contexto en donde estamos insertos y la diversidad de satisfactores para ello. Vivimos en una sociedad que engrandece el trabajo y lo valora, mientras más se vea ocupada una persona, mejor se le ve socialmente, en cambio el ocio está mal visto socialmente, como sinónimo de holgazanería.

Hay personas que pueden llevar una vida plena y equilibrada, con una buena fuente de recursos sociales, económicos y personales, tal es el caso de una persona estable, con equilibrio, buena capacidad de comunicación con los demás y con una salud mental positiva, con familia, empleo, una persona “normal” a fin de cuentas. En cambio, cuando existe algún factor que impide a la persona relacionarse bien con cualquiera de estos elementos, cuando ocurre algo e irrumpe en su vida personal y le causa problemas, cuando presenta dificultades para relacionarse con el resto de las personas, y establecer relaciones interpersonales, cuando es falto de empatía o asertividad.

Cuando los factores mencionados anteriormente ponen en jaque al individuo, éste comienza a buscar canalizadores de energía como mecanismos de defensa. Una de esas vías de escape (y la más común) en nuestra sociedad actual es el trabajo, en él las personas pueden olvidar sus problemas personales, familiares y cotidianos, además que es bien visto socialmente, solo se dedican a realizar su trabajo, al ver que esto les resulta comienza a convertirse en una costumbre que muchas veces cuesta abandonar, se dedican cien por ciento al trabajo, ponen toda su energía en él, al descubrir que esta conducta les hace sentirse bien, la refuerzan y hacen de esa conducta un estilo de vida, toda su energía vital está enfocada en una sola causa: Su trabajo.

-No tiene que preocuparse de su vida cotidiana- ¿por qué? porque está ocupado.
-No tiene que hablar con la esposa, con la cual ha tenido dificultades- ¿por qué? porque tiene mucho trabajo.
-No le puede fallar al trabajo- ¿por qué?; porque necesita la contraprestación para sobrevivir.

Es por ello que cuando el individuo se inserta en esta suerte de juego adopta una posición diferente al resto de los empleados, comienza a destacarse, el jefe le reconoce el trabajo, lo ejemplifica, le felicita y refuerza su actitud, todo ello en un principio, cuando estos individuos se obsesionan con el trabajo y se convierten en trabajólico “persona adicta al trabajo, una implicación progresiva, excesiva y desadaptativa a la actividad laboral con pérdida de control respecto a los límites del trabajo y que afecta a otros ámbitos de la vida cotidiana”, al hablar de adicción inmediatamente pensamos en una enfermedad, es por ello que después de estar catalogados como trabajólicos la actitud del jefe podría cambiar, ya que no es saludable ni para el individuo ni para la organización. Además, dentro de esta conducta se pueden distinguir muchas consecuencias negativas una de ellas es que el perfeccionamiento obsesivo o las expectativas irrealistas que tiene el individuo conducen al fracaso, digo expectativa irrealista porque no es una conducta humana normal, sale de los cánones de lo que podemos llamar normalidad, el individuo se autoexige a tal extremo que deja de lado muchas cosas, a veces de carácter vital, como la alimentación, el sueño, una vida sexual satisfactoria y otras necesidades básicas que lo conduce a la desilusión, apatía, desaliento u hostilidad, una vez inmersos dentro de todos estos sentimientos desagradables, les es más difícil abandonar su costumbre de trabajar, porque ya se ha vuelto un individuo adicto al trabajo.

Cuando estamos en presencia de un trabajólico lo podemos notar por pequeñas y sutiles actitudes propias de estos individuos, como por ejemplo: usualmente trabajan en su casa después de la jornada laboral, sus temas de conversación son acerca del trabajo, se sienten incómodos en los días feriados, no toman vacaciones, dedican más tiempo al trabajo que a sus asuntos personales.

Hay diversos efectos secundarios que pueden padecer estas personas, algunos de características muy dañinas, es por ello que las Organizaciones en general han adoptado políticas para bajar los niveles de trabajo de algunas personas, para ello utilizan talleres de salud mental, dentro de algunos beneficios se encuentran centros recreacionales o cabañas para vacaciones, ya que trabajar en exceso es perjudicial para la salud física y mental.

Las personas que padecen de esta adicción muy recurrente en los últimos tiempos, tienen como consecuencia efectos secundarios debido al sobre esfuerzo que realizan, tal como: dolores de cabeza o cefaleas, dolor de espalda, cintura o cuello, mareos, malestar en piernas o articulaciones por falta de movimiento, muy visible en aquellas personas que trabajan tras un escritorio, cansancio ocular en aquellas personas que trabajan en computadores, cansancio y fatiga crónica, irritabilidad, agresividad, mal humor, gastritis y colitis nerviosa, problemas cutáneos, ataques nerviosos, baja de presión por cansancio, entre otros, sin embargo los síntomas mencionados anteriormente pueden ser el primer llamado de atención para bajar las revoluciones porque puede ser una advertencia de algo más complicado como por ejemplo, problemas cardiovasculares, infartos, insuficiencia cardiaca, problemas vasculares como várices, trombosis, aneurismas y derrames cerebrales. Sin considerar los problemas sociales que conlleva esta condición, ya que se ven afectadas las relaciones sociales, familiares, generalmente éstas suelen deteriorarse cada vez más, no asisten a eventos sociales, ni familiares.

Para concluir, hay que tener presente que estamos al alero de una conducta que es valorada por la sociedad, pero a tal extremo que es perjudicial para la salud mental de los individuos, al ser extrema se juzga, y al final cuando el individuo toca fondo, y muchas veces ocurre, que el mismo empleador comienza a reducirle los niveles de trabajo, comienza a frenar su conducta trabajólica, aludiendo muchas veces a frases tan comunes como “tómate el día libre”, “toma vacaciones”.

Finalmente, como es de esperar estos individuos se enferman y es ahí donde ya no son funcionales para la organización y muchas veces “no poseen salud compatible con el puesto” y son despedidos, son despojados de lo único que los mantenía vivos, de donde eran capaces de sacar fuerzas en la mañana para enfrentar un nuevo día, lamentablemente cuando a estas personas les ocurre esto se sientes derrotados, caen en depresiones porque perdieron algo muy significativo, un “ser querido” comienzan el proceso, muy similar a un duelo y sin opciones. Tienen fama de trabajólicos, una adicción, les costará encontrar un nuevo trabajo, hay pocas empresas que contratan a adictos.

Por Paula Nievas

A PROPOSITO DE ETICA EMPRESARIAL

Históricamente ha existido una desigualdad entre el trabajador y el empleador. En el primer período de la revolución industrial el trabajo era inhumano e indigno, llegando a durar más de 12 horas diarias como mínimo la jornada laboral. A esto se agrega el trabajo infantil, en donde los niños trabajaban en condiciones deplorables, algunas veces, hasta 24 horas seguidas. A comienzos del siglo XIX, con la generalización del alumbrado artificial la jornada laboral aumentó, aún más y los trabajadores tenían que trabajar turnos seguidos.

Sin embargo lo más cruel y duro fue el trabajo infantil, en donde más de la mitad de los niños morían por el trabajo excesivo. Los padres los vendían a los representantes de las fábricas. Las mujeres no corrían mejor suerte ya que en aquella época realizaban, al igual que los niños, el mismo trabajo que los hombres. Sin embargo, ocurría algo disonante en las fábricas: los trabajadores preferían quedarse en las fábricas y no regresar a sus casas a pernoctar porque como dormían apretujados descansaban en mejores condiciones que en sus propias casas donde pasaban frío. Además se evitaban el camino que era denso y frío. La vida en las fábricas era dura y en sus casas se tornaba miserable, viviendas insalubres, húmedas, sin iluminación.

Nuestro país y ciudad no estaban muy lejanos a esta realidad, también se vivió la explotación a los trabajadores, especialmente de niños que trabajaban en las industrias mineras.

Desde que comenzaron las labores industriales en la pampa del norte, comenzaron a surgir los problemas sociales, los empresarios no solo explotaron la naturaleza, sino que además consideraron que el trabajador era otro elemento que debía someterse a la explotación. La historia del proletariado chileno no está muy lejana a lo que se describe anteriormente, para aumentar sus ganancias, los empresarios no tuvieron consideración el sufrimiento de los obreros y sus familias, dentro de las faenas salitreras eran muy frecuentes los accidentes laborales, quemaduras, mutilaciones y muerte por la acción de tronaduras, problemas cardiacos, derrumbes, el uso de las “fichas” como moneda corriente con un interés a favor del empresario , las pulperías como fuente para financiar los sueldos, el trabajo infantil y las malas condiciones de las viviendas.

Con el enriquecimiento brutal de unos pocos, cada vez era más notable la mala distribución de los ingresos, los salarios eran mínimos, las condiciones de los trabajadores y sus familias miserables.

Con todos estos elementos, nacen las primeras legislaciones de tipo social. Como la situación de la clase trabajadora era deplorable, con lo anteriormente señalado se da el surgimiento de los movimientos obreros, primero como asociaciones mutualistas y luego se conforman asociaciones para mejorar las condiciones de trabajo, aumento de salarios y tener derecho a asociación.

Lamentablemente el estado reacciona de mala forma, tratando con dureza dichas prácticas, encarcelando y hasta ejecutando a los dirigentes. En Inglaterra, cuna de la revolución industrial y donde más se centra este movimiento, se realizan protestas. Por otra parte, se flexibiliza un poco el asunto y se les otorga el derecho a asociarse por las pérdidas que representa en la producción.

Una vez principiado el movimiento obrero nace la revolución socialista. Las miserias sociales que trajo el capitalismo y la misma revolución industrial motivó a que además surgieran teorías que avalasen dicho movimiento. En Francia, un país menos industrializado que Inglaterra, pero más sensible a las problemáticas sociales proporciona las primeras formulaciones teóricas que constituyeron una alternativa al capitalismo.

Hasta aquí no hay señas de responsabilidad social empresarial por parte de los empleadores, y dueños de fábricas, los trabajadores sufrieron en carne propia los abusos de los empresarios y por estas inequidades nacen, por parte de los propios obreros, la necesidad de luchar por sus derechos. Sin embargo, hay un empresario que logra empatizar con los trabajadores: Robert Owen, quién aplicó en su fábrica reformas sociales muy avanzadas para su época. Owen centró todas sus energías en defender los intereses de los trabajadores y se vinculó con el Movimiento Obrero Británico. Poseía una concepción diferente al resto, mucho más ligado a lo social. Parte de la idea de que las condiciones de vida determinan la suerte del individuo y para mejorarla, se debe reconstruir el ambiente en que vive el ser humano. Para Owen, el hombre depende de su entorno natural y social. El hombre es bueno por naturaleza pero las circunstancias no le dejan serlo (basado en Rousseau). Quiere mejorar el entorno del hombre para que éste sea bueno, para que emerja su bondad.

El hombre bueno trabajará mejor voluntariamente. Para ello Owen realizo una serie de transformaciones como la reducción del trabajo de los niños y dedicar tiempo a su educación, mejorar las condiciones de vivienda de los trabajadores, abrir tiendas baratas, imponer un sistema de promoción en la fábrica basado en la buena conducta de los trabajadores e instalar guarderías infantiles y escuelas.

Podremos decir que históricamente era muy poco lo que se hablaba de responsabilidad social empresarial. Lamentablemente hay hechos nefastos en la historia que describen la necesidad de obtener mejores tratos y condiciones por parte de los trabajadores, sin mencionar la explotación ambiental que se vivió.

Gracias a esos esfuerzos, a la lucha de los trabajadores y la organización de los estados se ha podido mejorar considerablemente las condiciones de trabajo. Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la responsabilidad social de la empresa es el conjunto de acciones que toman en consideración las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas sobre la sociedad y que afirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en sus propios métodos y procesos internos como en su relación con los demás actores.

Finalmente, podríamos proponer que las principales responsabilidades éticas de la empresa con los trabajadores y la comunidad son:

1. Servir a la sociedad con productos útiles y en condiciones justas.
2. Crear riqueza de la manera más eficaz posible.
3. Respetar los derechos humanos con unas condiciones de trabajo dignas que favorezcan la seguridad y salud laboral y el desarrollo humano y profesional de los trabajadores.
4. Procurar la continuidad de la empresa y, si es posible, lograr un crecimiento razonable.
5. Respetar el medio ambiente evitando en lo posible cualquier tipo de contaminación minimizando la generación de residuos y racionalizando el uso de los recursos naturales y energéticos.
6. Cumplir con rigor las leyes, reglamentos, normas y costumbres, respetando los legítimos contratos y compromisos adquiridos.
7. Procurar la distribución equitativa de la riqueza generada

¿Existirán empresas que actualmente cumplan con éstas responsabilidades éticas?


Por Paula Nievas

PASTELERO A TUS PASTELES

El antiguo reloj de muralla, que adornaba la particular oficina de la orientadora de la escuela, me indicaba otro dejavu… perdiendo la cuenta de las veces que debo “conversar” temas sociales con gente de educación.

De pronto, hace su ingreso mi esperada entrevistada, quien me observa de pies a cabeza y me invita a esperarla otro par de minutos. “…mire, lo he citado porque estamos… estoy, muy preocupada porque una de las niñas que pertenece a la institución social donde usted trabaja, y que es nuestra estudiante de octavo, le señaló a su profesora jefe que la mujer que cuida de ella el otro día la golpeó… Siento que ustedes no hacen nada por estas situaciones y si esto no lo soluciona inmediatamente voy a denunciar la situación a Sename, a los Tribunales y a donde tenga que ir…” A penas ni terminaba su discurso, y entra en escena un segundo personaje: La profesora Jefe. “…que bueno que lo veo, estoy muy preocupada porque mi alumna me dijo que allá en el hogar la encargada de casa le pega constantemente a una de mis alumnas y eso para mí es muy terrible. El fin de semana no pude ni dormir pensando que en nuevamente le estaban pegando a la niña, que terrible Dios mío… oiga, ustedes parece que no hacen nada frente a estas situaciónes…” Aún sin poder participar con la más mínima palabra de este folclórico momento, entra en escena un tercer personaje: Una apoderada del mismo curso.
“… ¿así que usted es el asistente social del hogar?... oiga yo quiero puro ir donde carabineros porque a esta niña le pasan puro pegando allá en el hogar, la niña le dijo a la profesora que le pegaban…” En ése preciso momento, fotografié la pintoresca actitud de cada una de ellas y recordé el contexto educacional chileno a mediados de los años ochenta, cuando cursaba segundo básico y la mitad de los profesores del colegio no tenía estudios de pedagogía, hablaban con la “z” y fumaban y comían en la sala de clases. (Sin mencionar los clásicos castigos físicos y psicológicos de los cuales muchos fuimos participantes) Me confundí entonces de época, pero al volver a estos tiempos de bicentenario la tarea inmediata era buscar la manera de casi reeducar a estas tres personas que se habían contagiado con ésa extraña manía de resolver asuntos sociales de la forma más rupestre y desde lo más estomacalmente posible.

Artillería discursiva

¿Cómo hablarles de lo delicado que es la intervención social a quienes delimitan la realidad en el estrecho perímetro del aula?, ¿Cómo explicarles en media hora conceptos básicos tales como: victimización secundaria, subjetividad y objetividad investigativa, despistaje de antecedentes?… y del concepto de problematización... ni hablar.

Entre fluidos intercambios de ideas, buscaba intensionar un hilo conductor que les permitiera comprender que en estos asuntos si bien es fundamental el interés superior del niño o la niña, existen para estos casos métodos y técnicas tanto para esclarecer la veracidad del relato de un niño/a o bien para programar una intervención social, con un modelo de acción y un aparataje de recursos para lograr la anhelada transformación social.

A los quince minutos de partido, abandona “la sala de chat” la apoderada sin motivo aparente y llevándose a tirones y palabrazos a su hija porque se había manchado el delantal con tempera.

Muy enajenadas, Orientadora y Profesora Jefe utilizaban toda su mejor artillería discursiva para recalcar que les daba lo mismo los procedimientos institucionales y mi intensión de compartir con ellas un contexto temático e institucional para abordar la situación. Para ellas, sin tener pruebas efectivas y concretas, la niña había sido maltratada y exigían la decapitación del equipo psicosocial de la institución donde pertenece la niña… porque actuábamos con mucha tranquilidad. Quizás las representantes del magisterio esperaban verme desesperado, gritando o llorando y contándole a quien se me atravesara en el camino lo que ocurría con la niña.

Síndrome del Súper Maestro

Cuando el viejo reloj ya marcaba más de las seis, comprendí que el problema era otro, y que lamentablemente –y sin generalizar por supuesto- una vez más me encontraba ante el síndrome del súper maestro, caracterizado por una marcada actitud de experticia ante problemáticas sociales, asuntos públicos, médicos, de familia, o de orden judicial.

El síndrome afecta principalmente a profesores jóvenes, en contraposición de pensar que ataca a profesores “antiguos”. Es que pareciera que los docentes de la Old Schoool estos temas ya los han resuelto tanto con los años de circo como con pequeñas dosis del viejo jarabe de “Pastelero a tus pasteles”.

Aquí no se trata de menoscabar la labor docente, al contrario, sino que de poner sobre el tapete el antónimo del trabajo en equipo o de la intervención multidisciplinaria. Un ejemplo de ello lo constituye el área médica, donde es posible observar límites claros al momento de formular un diagnóstico clínico. ¿A caso un médico no nos envía a tomar exámenes para descartar una apreciación concluyente? Claro que sí, y generalmente, y en algunos casos, confían entonces en la opinión del otro profesional, por ejemplo, del Tecnólogo Médico, para finalmente diagnosticar y diseñar un plan de tratamiento.
Pero en lo social y en lo educativo actuamos, al parecer, y en ciertas ocasiones, sin Dios ni ley, reconociendo también la clásica representación de la Asistente Social que desea mejorar el mundo con discursos políticos o sentada desde un cómodo escritorio.

Un buen pastel

Cuando la entrevista perdió el sentido, solicité que sus requerimientos me lo hicieran llegar por escrito (Vieja técnica que aprendí andando en bicicleta) y les informé que la organización ya había comenzado una investigación interna para esclarecer hechos y responsabilidades. Al retirarme de la escuela, la profesora jefe me acompañó a la puerta y por acto de magia aparece la niña quien sin asco comienza a llorar ante el tumulto de personas y otros niños señalándole a su maestra no querer volver a su casa por miedo a que la golpearan nuevamente. La profesora comienza a acariciarla y entonces los ojos de toda la familia Miranda que ocupaba el lugar van hacia mí.

Desde una perspectiva profesionalizadamente social, aquella escena fue el resultado final de la irresponsabilidad de las docentes de no asesorarse e intervenir autónomamente la realidad sin poseer las competencias necesarias para ello. Ese día volví con la niña y con una extraña sensación de vivir en un mundo al revés.

A la semana siguiente, y luego de una serie de procedimientos realizados para estos casos, mientras me entrevistaba con la encargada de su cuidado en la institución, la niña se sienta a mi lado y comienza a pedirme disculpas ya que “todo lo que había dicho en el colegio había sido mentira, porque ella creía que si decía que le pegaban, podría conseguir que la mandaran a vivir con su abuela”, quien hasta la fecha no cuenta con dicha garantía por encontrarse inhabilitada psicológicamente para ello.

Sonreí por unos instantes, y luego recordé como si fuera un video clip la obra de teatro de la Orientadora y Profesora Jefe. Pero más aún, se agudizó mi preocupación por la forma en que casi sepultaron a la niña etiquetándola como “niña maltratada”, a su cuidadora como “mujer agresora” y al profesional como “negligente y relajado”.

¿Exhibirán siempre estas dramatizaciones para intentar resolver problemas sociales de los alumnos en algunas escuelas?

No es primera vez que esto nos ocurre, quizás de ahí la pseudo imagen "negligente y relajada", pues el training burocrático junto con el síndrome del Súper Maestro cada día nos obligan a actuar desde lo social de manera más asertiva y con una marcada actitud PROFESIONAL por sobre todas las cosas.

La propuesta entonces es sencilla: “Pastelero a tus pasteles”, pero sin omitir la posibilidad que hagamos juntos un BUEN pastel.

Por Johnny Rivera

JOVENES DE HOY

“El mundo de los adolescentes de hoy tiende hacia el vértigo. Existen demasiados estímulos a mano, demasiadas cosas por oír, por ver, por jugar”

Roberto (36 años) mira con cierta extrañeza los hábitos de su hijo, Claudio (14). Porque si bien su hijo rinde bien en el colegio subvencionado, parece bastante ignorante en una serie de cuestiones que a su edad, Roberto creía manejar. Hace poco arrendó una película, Una verdad incomoda, acerca del calentamiento global, la cual debió casi obligar que su hijo viera, pese a que allí se retrataba los cambios que experimentaría el planeta en las próximas décadas. ¿No te importa el mundo que vas a tener que vivir mañana? le preguntó Roberto a su hijo al ver su cara de desidia mientras veían el documental. Su hijo se limitó a encogerse de hombros. ¿Entendiste la película siquiera? Si, respondió el hijo, Se trata de que va a subir un poco el mar. Pero que tanto, nos iremos a vivir a Calama y listo.

La situación que enfrenta Roberto no es aislada. Muchos padres se quedan perplejos a la hora de constatar la indiferencia con que sus hijos ven el futuro o peor aún, sus obligaciones diarias. “Para que estudiar si después voy a trabajar en la mina”. “Para que leer un libro si es aburrido” son expresiones de un temprano hastió que suelen oírse en boca de los adolescentes. No parece haber un gran interés de su parte por conocer el mundo más allá del círculo de los amigos y del colegio. Como si más allá de las fronteras de la ciudad y del presente no hubiese nada.

Quizás uno de los detonantes de esta crisis sea el significativo auge de la industria del entretenimiento. En general, no le tomamos el peso al hecho de tener a la mano una serie de herramientas que permitan distraerse (televisión por cable, Play Station, Internet, juegos de computador) Muchas de estas herramientas, antaño o no existían o no se hallaban tan drásticamente masificadas. No había canales de televisión por cable, o consolas o celulares. Por lo mismo, ciertos aspectos de nuestra cultura, han sido desplazados por esta cultura del entretenimiento.

El mundo de los adolescentes de hoy tiende hacia el vértigo. Existen demasiados estímulos a mano, demasiadas cosas por oír, por ver, por jugar, (en el fondo la cultura del entretenimiento incentiva siempre el consumo), como para detenerse a pensar en cuál es el lugar que como individuo se ocupa en el mundo. O peor, aún, de lo que más se tiene conciencia es la de ser un consumidor. Las referencias externas así lo dicen. Lady Gaga, una de las últimas cantantes de moda, así lo dictamina en su canción Fashion:

Lo soy / soy muy fabulosa / feroz y tan loca / ¿quieres ver esta ropa en mí? / soy quien quiero que seas / ¡moda! / ponla en mí / nos encantan los diseñadores / necesito / unos zapatos nuevos / no puedo / bajar la calle con estos / eres / lo que llevas, es cierto / una chica es tan top /como los zapatos que lleva / me encanta vestirme con Luois, Dolce Gabbana, Alexander McQuenn / joder me encantan esos Manolos…

Los mensajes de nuestra cultura globalizada van siempre hacía una sola dirección: el consumo, el manido, eres lo que tienes, que Lady Gaga, canta explícitamente y que como publicidad sería aceptable, pero este es solo un tema más de su disco. Hay ciertamente un entorno mediático que promueve las despersonalización, la invalidez de las virtudes internas y que promueve la superficialidad, y las apariencias, algo que no sólo nosotros, sino todos los países del mundo, viven y sufren.

Bajo este panorama, esta cultura ególatra donde queda poco espacio para la reflexión o la preocupación por el futuro, donde se justifica plenamente la indiferencia que Roberto advirtió en su hijo. En verdad, el último reducto, donde pueden inculcarse valores y nociones de sentido, pareciera ser el propio hogar, y es tarea de los padres tomar esta tarea, que dejada de lado, puede tener profundos efectos negativos en el desarrollo de los hijos.

Por Paula Nievas.

Gestión pedagógica en relación al aprendizajes en el aula

Aspectos de la Gestión Pedagógica, para mejorar los aprendizajes en el aula.

Introducción

Este ensayo de estudio es enfocado en los aspectos del profesorado y de manera específica en la formación permanente de docentes técnicos o unidad Técnica Pedagógica. Por lo anterior parto hablando del profesor como objeto de indagación educativa, un fenómeno de la formación permanente y de las necesidades de formación permanente de docentes técnicos develados en la investigación.

El concepto de unidad técnica pedagógica se observa como una visión burocrática y administrativa, por siguiente debería adquirir un significado diferente en la escuela. Es cierto que en ella se sigue haciendo énfasis en la administración (de los recursos, de los procesos, de los procedimientos y los resultados, entre otros); pero también es cierto que emergen otros elementos desde las practicas docentes y directivas que permiten hablar de una fenómeno particular para las instituciones educativas: La gestión.

En este ensayo se apreciaran las distintas maneras de concebir la gestión pedagógica, como su etimología la identifica siempre buscando conducir al niño o joven por la senda de la educación, según sea el objeto del cual se ocupa y los procesos involucrados, de no ser así traerían consecuencias negativas dentro de éstas el que el educador, que es el que está en contacto directo con sus educando después de la familia, posea poco grado de conocimiento de las características psicológicas individuales de los alumnos.

Fundamentación


EL marco para la Buena Enseñanza

Este Marco reconoce la complejidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje y los variados contextos culturales en que éstos ocurren, tomando en cuenta las necesidades de desarrollo de conocimientos y competencias por parte de los docentes, tanto en materias a ser aprendidas como en estrategias para enseñarlas; la generación de ambientes propicios para el aprendizaje de todos sus alumnos; como la responsabilización de los docentes sobre el mejoramiento de los logros estudiantiles.

En el Marco para la Buena Enseñanza se presentan ciertas características: 1.- Educadores comprometidos vocacionalmente con la formación de un estudiante, 2.- Representar todos los aspectos de las responsabilidades de un profesor en el desarrollo de un trabajo diario, 3.- Contribuir al mejoramiento de la enseñanza y 4.- Involucrar a todos los alumnos en el aprendizaje de contenidos importantes.

Por lo tanto tenemos que las bases de conocimiento para un buen ejercicio docente serian: 1.- los contenidos del campo disciplinario, 2.- los alumnos, los aspectos generales o instrumentales importantes para la docencia, 3.- el proceso de enseñanza y 4.- las bases sociales de la educación

El desarrollo profesional del Docente.

Mejorar la calidad de los programas de formación docente aparece como uno de los objetivos prioritarios de la actual política educativa en todos los países latinoamericanos. En Chile, ésta se observa, primero, a través del componente de Fortalecimiento de la Profesión Docente y, segundo, en la configuración de un Marco para la Buena Enseñanza, como instrumento socialmente validado, y que orienta la Evaluación de Desempeño Docente.

Se comprende que la calidad de los programas de formación no puede lograrse solamente a partir de recetas técnicas o proposiciones de expertos, por el contrario, se requiere del concurso de los distintos actores sociales y políticos como así también de los destinatarios asumiendo una perspectiva integradora y global. El ámbito de las competencias que preferentemente adquiere un profesor en los programas de aprendizaje profesional identifica: primero la colaboración entre profesores para la planificación, Segundo la meta explícita de mejorar el logro de los estudiantes, Tercero la atención al pensamiento de los estudiantes, y Cuarto el acceso a ideas, métodos alternativos y oportunidades de observación de prácticas eficaces.

Considero que los profesores deben ser tratados como profesionales que están aprendiendo activamente y que construyen sus interpretaciones colectivamente. Es por esto que la formación del profesorado debe centrarse en la práctica del aula, específicamente en las “metodologías”.

El Autor Francisco Ibermón en su libro *“La formación y el Desarrollo Profesional del Profesorado”, señala que el modelo de formación del profesorado se presentan ciertos modelos, y que hay diversos autores que se refieren a distintos aspectos; unos dicen relación con los procesos administrativos para llevar a cabo la formación; otros los sitúan en los diferentes sistemas que interactúan en la formación y algunos también en el desarrollo del contenido de la formación. Es difícil encontrar unanimidad en la aplicación del concepto de modelo en la formación. Este concepto se utiliza como marco organizador y de gestión de los procesos de formación en los que se establecen diversos sistemas de orientación, organización, intervención y evaluación de la formación.

Cuando se analiza un modelo de formación se deben tener en cuenta diversos criterios que permitirán un determinado análisis y una descripción detallada.
El análisis de los modelos de formación, pueden encontrarse cinco *modelos, los cuales sirven de punto de referencia, pero que no pueden considerarse cerrados en sí mismos. Pueden encontrarse en ellos estrategias y actitudes comunes e incluso la finalidad puede ser la misma (producir una mejora en el aprendizaje de los alumnos o en la gestión de la escuela, a partir de la formación de los profesores), pero lo que los diferencia son las concepciones, la aplicación, la gestión, la investigación de la formación.

*Nota: Los modelos de formación como desarrollo profesional son los siguientes:
1.- Formación orientada individualmente 2.- observación /evaluación 3.- desarrollo y mejora; 4.- entrenamiento o institucional 5.- investigación o indagativo 6.- formación y cultura profesional.

Estructura de Formación Docente

Debería consistir de un programa que debe facilitar la reflexión colectiva del profesorado acerca de sus necesidades profesionales y ha de tener flexibilidad para poder adaptarse a los propios intereses particulares del grupo de profesores del Colegio. Por ello señalo un «programa base» constituido por una serie de módulos desarrollados en forma de programas de actividades a debatir por pequeños grupos de profesores en sesiones semanales de dos o tres horas (Articulación), contiene los siguientes módulos: a) Conocer la materia: Tiene por objeto la revisión de alguno de los contenidos a enseñar y, en particular, se pone el énfasis en la selección de los contenidos que se quieren innovar. b) Conocer y cuestionar el pensamiento docente espontáneo. Se centrará en el análisis reflexivo sobre visiones deformadas y actuales del trabajo, en la cual se tiene un pensamiento equivocado en la relación de espontaneidad con falta de planificación. c) Aprender conocimientos teóricos sobre cómo aprenden los estudiantes. Se plantea, la existencia de las concepciones alternativas de los estudiantes y, la necesidad de profundizar en los modelos de aprendizaje como cambio conceptual, metodológico y actitudinal. d) Saber preparar un programa de actividades centrado en la búsqueda de soluciones a situaciones problemáticas didácticas (Planificación). En este punto, primero se selecciona y se vivencia un programa de actividades basado de una situación problemática de interés escolar. En un segundo punto, se inicia la elaboración de un programa de actividades. e) Saber dirigir la actividad de los alumnos/as en clase. Se debate cómo organizar y presentar las actividades a los estudiantes en una clase, así como crear un clima de aula que facilite las interacciones necesarias para enseñar y aprender (Metodología). f) Evaluar la actividad de clase y, en particular, de la enseñanza a partir de métodos de observación no participante en el aula. Se prestará particular atención a la evaluación del clima de aula

La formación permanente de la Unidad Técnica Pedagógica

Es actualmente de sentido común decir que los requerimientos actuales hacia el Unidad Técnica Pedagógica, deben centrarse en la actualización de su conocimiento y quehacer pedagógico, asumiendo la necesidad del cambio e innovación educativa puesto que es evidente que estos requerimientos son necesarios y adecuados para el desarrollo económico y social de una nación preocupada por formar alumnos críticos, creativos y pensantes; sin embargo, los cursos de actualización profesional muchas veces no tienen en cuenta las reales necesidades formativas de los destinatarios.

La presión del entorno educacional dentro o fuera de la institución académica, requiere la ampliación de la misión y funciones de U.T.P o Profesor Técnico, quienes han de enfrentarse a problemas y obligaciones nuevas. Con ello, las exigencias de innovación se multiplican de acuerdo con los cambios, creando sensación de sobrecarga administrativa. Además, los cambios se asumen como impuestos y el calendario para su implantación se percibe cada vez más reducido. En otro sentido, con el colapso de la certidumbre moral las viejas metas y propósitos comienzan a desmoronarse, pero existen pocos sustitutos que tomen su lugar; por último, los métodos y estrategias utilizados por la U.T.P, así como el conocimiento que les justifica, son criticados constantemente y con ello las certezas científicas o teórica pierden su credibilidad.

Considero que es posible realizar clasificaciones sobre la formación permanente de la U.T.P, lo que permite considerar de forma más amplia la problemática. Encuentro que los siguientes criterios permiten un análisis y una descripción concisa de ésta:

Primero: Los fundamentos teóricos y el desarrollo de la formación. Este criterio dice relación al modo cómo las bases epistemológicas y los avances de la investigación afectan al modelo de formación, al conocimiento, habilidades y actitudes de los profesores técnicos o Unidad técnico Pedagógica y a los centros Educacionales.

Segundo: La aplicación en programas concretos. Apunta a la manera cómo se concreta el modelo en la práctica administrativa y qué criterios y estrategias llevarían a recomendar su implantación según los diferentes contextos educativos o realidades educacionales.

Tercero: La evaluación de los resultados. Permite investigar los resultados de la aplicación del modelo en la práctica, buscando evidencias que indiquen cambios o diferencias en la realidad educativa institucional implantado desde la Unidad Técnica Pedagógica.

Cuarto: Organización de la gestión del proceso. Considera que el modelo de formación debe ser concebido como un patrón, pauta o plan que puede ser utilizado para orientar y guiar el diseño de un programa.

El trabajo de Unidad Técnica Pedagógica exige habilidades para utilizar estrategias de enseñanza que faciliten a los estudiantes el acceso integrado a los conocimientos, destrezas y las actitudes. En muchas ocasiones esto supondrá reorganizar los ambientes educativos y disponer de material didáctico alternativo al tradicional, sin dejar de mencionar los procedimientos de Gestión Administrativa Educacional.

Conclusión

En definitiva considero que los aspectos fundamentales de la formación docente es El carácter peculiar de la profesión docente, en la que no sólo se precisa una capacidad de analizar, comprender e interpretar la realidad, sino también de intervenir sobre ella, exige un planteamiento claro para superar la posible dicotomía entre teoría y práctica. La experiencia del profesorado en el aula da lugar a una serie de problemas que generan, por un lado, la búsqueda de soluciones técnicas creativas para incorporarlas a la práctica cotidiana; y por otro, un análisis de la propia práctica, a la que aportan luz los conocimientos científicos de tipo psicológicos, sociológicos, psicopedagógico, antropológicos y pedagógicos, configurados en diversos paradigmas; conocimientos todos ellos que permiten estructurar las actividades, y facilitar la toma de decisiones en el aula. La práctica de U.T.P. debe convertirse en un proceso de reflexión sobre las actuaciones y posterior planificación de estas; en este proceso, el profesorado moviliza su pensamiento práctico, y hace activas una serie de teorías formales y académicas sobre el proceso enseñanza/aprendizaje.
En relación con la Unidad Técnica Pedagógica, uno de los mayores desafíos que ha de afrontar es el Sistema Educativo, es el Proceso de Reforma que se enfoca a un nuevo modelo de Formación Técnica y Profesional, reflejada en el marco de la buena enseñanza. La unidad técnica pedagógica no siempre posee experiencia directa en el manejo de la gestión administrativa y curricular, es una necesidad sistemática y continuada dedicada a la formación. El papel clave de la Formación de la U.T.P, es la permanente formación de los niveles técnicos y profesionales del Sistema Educativo.

Es necesario la incentivación en los docentes el deseo de suscitar cambios en la escuela y en sí mismos. La forma concreta de llevar a cabo esta tarea puede discutirse con los especialistas insertos ya dentro del establecimiento educación como; Unidad Técnico Pedagógica, Orientación, Dirección, Psicólogos, Psicopedagogos, etc.

Por Lenin Villalobos
Psicopedagogo, Licenciado en Educación.

Breve reflexión sobre equipos psicosociales, juzgados de familia y otros servicios...



En la actualidad, la intervención psicosocial se ha perfilado, en su actuar, en la búsqueda constante de cambios en la interacción social modificando precisamente aspectos psicosociales para el mejoramiento o transformación de problemáticas sociales o promoviendo un incremento del bienestar a nivel personal o colectivo.

En éste sentido, podemos visualizar entonces que la intervención psicosocial integra una intervención psicológica con una intervención social; la primera centrada en el individuo y la segunda dirigida tanto a comunidades como a organizaciones e instituciones. De este modo, este actuar profesional se desarrolla en diferentes ámbitos o contextos tales como organizaciones no gubernamentales, instituciones que implementan políticas sociales, educativas y organismos pertenecientes a los poderes del estado, como por ejemplo, el poder judicial a través de su participación en los Tribunales de Familia.

En este ámbito, resulta significativa la experticia técnica del ámbito psicosocial en las decisiones judiciales en materias proteccionales o penales dado que confluyen diferentes elementos que no solo poseen relevancia con la figura del “Experto” o “Perito” sino que con un trabajo colaborativo de todos los actores involucrados, por ejemplo, en el desarrollo de un procedimiento judicial que busca la mejor resolución de una causa.

De acuerdo a lo anterior, cabe señalar que la opinión de los expertos o peritos actualmente ha adquirido una importancia significativa en el funcionamiento de los sistema judiciales, siendo su actuar cada día más recurrente dado que obedece a una necesidad de respuesta especializada en la resolución de asuntos sometidos a debate en un juicio, sobre todo cuando el tribunal no se encuentra en condiciones de apreciar un hecho o circunstancia del caso.

Un ejemplo de ello lo representaría la relevancia de las observaciones emitidas por un equipo psicosocial ante el juez, respecto de las habilidades parentales de los familiares que piden el egreso de un niño que permanece viviendo en un centro de protección residencial. En éste caso en particular, los jueces y consejo técnico requieren conocer elementos que visualizados en terreno a través de instancias como la visita domiciliaria y técnicas como la entrevista, observación, reuniones, entre otras. En este sentido, resulta trascendente lo planteado por Foucault cuando se refiere al poder conferido al forense para participar en el proceso judicial. “En síntesis, son enunciados con efectos de verdad y poder que les son específicos: una serie de supra legalidad de ciertos enunciados en la producción de la verdad judicial”.

Lo citado anteriormente, implicaría entonces la consideración de dos aspectos fundamentales. Por un lado, la idoneidad del o los profesionales para la confiabilidad de los antecedentes expuestos, y por otro lado, la imparcialidad del juez y consejo técnico para “valorar” y/o considerar la información que muchas veces es remitida tras su solicitud.

Es en este punto de la realidad jurídico-psico-social donde existe una estrecha distancia entre el ego profesional y dos elementos igualmente actitudinales de los sujetos: la confiabilidad y la imparcialidad.

El concepto “ego” posee implicancias significativas en el aspecto profesional y en la capacidad de establecer relaciones efectivas o al menos de influencia en la opinión y en la acción. Si pareciera que nadie está libre de ello, ni siquiera si honestamente uno forma parte de quienes tratan de basar el éxito de sus palabras en el poder de una conversación o en nuestro relato psicosocial que exponemos ante el juez. Aquí, el ego suele ser una verdadera caja de sorpresas, por ejemplo, en las audiencias de juicio donde cada personaje busca parecer el más competente ante el director de teatro, olvidando a veces el motivo del “ser” y “estar”, y más grave aún, el sentido que los convoca a cada cual: el materializar la experticia para aportar desde lo psicosocial a la mejor resolución del caso.

Cuando el ego profesional actúa por sobre la imparcialidad actitudinal en una audiencia o reunión, es posible observar el desenlace de una pequeña “Representación teatral” en donde, por ejemplo, los abogados se comunican en “idioma de abogados, los Asistentes Sociales difundiendo discursos casi “aprendidos” y hasta reiterativos que calman su responsabilidad de la “misión cumplida” y por su parte los psicólogos volviendo fugazmente a las teorías del siglo pasado para intentar explicar lo que para algunos resulta inexplicable.

Pero esta delgada línea que existe entre el ego y la confiabilidad e imparcialidad, pareciera tener hasta incluso un sentido o un “interés superior” cuando el Juez es capaz de ordenar cada pieza de un gran rompecabezas, identificando y relacionando cada una de ellas sin desacreditar una de otra y permitiéndose considerar cada una de las posturas. Porque la experticia técnica del ámbito psicosocial (para las decisiones judiciales) no la componen sólo los equipos o profesionales externos a los tribunales, sino que además la construyen quienes de una u otra forma establecen “Las reglas del juego”, comenzando, por ejemplo, con la transformación de las hegemonías judiciales, específicamente con lo relacionado al ego profesional y las representaciones individuales del concepto de “poder”.

En este contexto, la confiabilidad e imparcialidad emergerían como elementos positivos y de resolución ante ésta problemática. Sin embargo, es en este punto donde las “fuerzas egocéntricas y de poder” se trasladan (o contagian) desde los tribunales de justicia hacia los equipos técnicos de diferentes instituciones que trabajan la vulneración de derechos.

De este modo, es posible recordar, por ejemplo, aquel caso vivido en la experiencia profesional cuando al equipo psicosocial llegó un oficio desde el Tribunal que ordenaba el ingreso de dos niños a un sistema de protección residencial. Para ello, el equipo acude al domicilio para la notificación correspondiente y grata sorpresa para los profesionales cuando comienzan a constatar, tras diversas gestiones, que los padres y familiares de ambos niños jamás habían sido evaluados por el centro de diagnóstico ambulatorio que sugería una medida de protección. ¿Qué ocurrió entonces con la confiabilidad?, ¿El DAM realmente realizó la evaluación parental?, ¿El tribunal verifica si los antecedentes otorgados por las instituciones son realmente confiables?

No es desconocido para quienes trabajan en la red de protección social que ciertas instituciones trabajan orientadas al cumplimiento de metas o protocolos de subvención, donde se les exige un mínimo de intervenciones (¿Reales o ficticias?)

Sin duda, la confiabilidad e imparcialidad resultan representar –así como los proyectos sociales- un bien intangible, poco cotizado y casi fuera de moda para algunos profesionales que paradójicamente orientan la vida de las personas que viven diferentes problemáticas sociales.

Con todos estos elementos resulta indispensable proponer entonces el fortalecimiento de la confiabilidad y validez de nuestras intervenciones. “No debemos olvidar que la idea central de la exigencia de confiabilidad de la opinión experta es que no todo lo que diga un perito, incluso dentro del área de su experticia y en cuestiones relevantes para el caso, puede ser admitido a juicio, ya que al sistema judicial solo le interesará escuchar la opinión experta en la medida que ella tenga un nivel de validez importante dentro de la comunidad de especialistas a la que pertenece. De esta manera se exige al experto que sea fiel a la posibilidad de admitir información de poca validez y calidad, pero que puede determinar de manera intensa el resultado del caso. Todo ello, aumentando las posibilidades de decidir erróneamente las cuestiones en controversia” (Duce, 2006)

Lo anteriormente señalado, vuelve sobre las reflexiones de ego profesional en cuanto se refiere a la posibilidad y habilidad de descubrir nuestras fortalezas y debilidades profesionales en el proceso de discriminación de la información que otorgaremos al solicitante. De esta forma, nos acercaríamos cada vez más al aseguramiento de resultados favorables para el mejor bienestar de nuestros “sujetos de atención” y a un grado aceptable de experticia psicosocial en nuestra dimensión profesional y en la dimensión institucional judicial.

Entonces, cabe preguntarnos: ¿Cómo podemos asegurar que la experticia técnica del ámbito psicosocial sea relevante en las decisiones judiciales en materiales proteccionales o penales?

En primer lugar, transformando el ego profesional en una actitud colaborativa y de trabajo en equipo con el resto de profesionales que participan en las decisiones judiciales.

En segundo lugar, fortaleciendo una rigurosidad técnica siendo acuciosos y rigurosos no sólo en la elaboración de nuestros informes, sino que además potenciando nuestras competencias en comunicación oral y escrita. No debemos olvidar que estamos sujetos en todo momento o circunstancia al cuestionamiento de la legitimidad de lo que expresamos, como un derecho casi inalienable de nuestros propios “clientes”.

Y en tercer lugar, resulta significativo proponer un ente evaluador o fiscalizador de los poderes del estado que hasta la actualidad funcionan de manera autónoma. Es decir, un ente regulador del poder judicial, especialmente de los tribunales de familia para que estos a su vez asuman por un lado, una participación más activa y menos hegemónica con SENAME y Fiscalías, y por otro lado en su trabajo psicosocial con organizaciones públicas y privadas de protección a la infancia.

Por Johnny Rivera
Asistente Social. Mg. en Educación.

GENERO Y DIVERSIDAD EN EDUCACION

La diversidad y perspectiva de género se han constituido en temáticas relevantes y complejas de abordar por casi todos los países del mundo y especialmente aquellos de América Latina en que los actuales efectos de la globalización y las transiciones políticas, sociales y económicas configuran, por un lado, una memoria colectiva en la mayoría de las personas y organizaciones pertenecientes a la región, y por otro, elementos que han favorecido la creación de estereotipos de género en sus habitantes.

El resumen del artículo se orienta a considerar que en Chile, durante los últimos diecisiete años, el contar con una educación con equidad y de alta calidad se ha convertido en un objetivo prioritario de los gobiernos, empresas y familias, por lo que las reformas educativas se han posicionado como temáticas altamente significativas en la agenda pública. Sin embargo, actualmente es posible observar que en los diferentes niveles de enseñanza los intentos por introducir la perspectiva de género han dado como resultado una gran cantidad de insumos materiales, en el caso de escuelas, liceos y universidades, recibiendo una gran cantidad de material bibliográfico pero no así un entrenamiento y sensibilización respecto de cómo es posible comprender y tratar la temática.

Desde los aprendizajes adquiridos en mi experiencia profesional es posible afirmar que en nuestro país, y específicamente en la ciudad de Antofagasta existe un vacío en términos de una política de género y diversidad que atienda las necesidades de individuos, grupos y comunidades en un contexto de constantes cambios sociales, económicos y culturales.

Igualmente, resulta imprescindible fortalecer las acciones realizadas en esta materia por organizaciones tales como el Servicio Nacional de la Mujer, el Ministerio de Educación y los centros educativos que se encuentran formando a los futuros docentes de los diferentes niveles de enseñanza, incorporando en este ultimo caso la promoción de la equidad de género en los objetivos de evaluación del nuevo Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación.Desde un punto de vista legislativo, sería interesante que la nueva Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE) no sólo garantizara la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en términos de acceso al sistema educativo sino que también incluyera un carácter obligatorio en lo que respecta al reconocimiento de la diversidad y promoción de relaciones de género equitativas al interior de los establecimientos educativos de diferente nivel de enseñanza (Prebásica, básica, media y superior).

Resulta complejo y casi utópico pensar en una nueva relación entre hombres y mujeres sin que en la sociedad y en la educación se exprese una cultura de solidaridad que abarque al conjunto de las comprensiones y prácticas sociales de los individuos y sus comunidades. Es por esto, que si la cooperación y la ayuda mutua no se establecen como base de las relaciones productivas, sociales y de relaciones humanas, no podrá existir igualdad de género, ni felicidad en el conjunto de la sociedad.


Por Johnny Rivera.
Asistente Social. Mg. en Educación