Notas y reflexiones de campo

JOVENES DE HOY

“El mundo de los adolescentes de hoy tiende hacia el vértigo. Existen demasiados estímulos a mano, demasiadas cosas por oír, por ver, por jugar”

Roberto (36 años) mira con cierta extrañeza los hábitos de su hijo, Claudio (14). Porque si bien su hijo rinde bien en el colegio subvencionado, parece bastante ignorante en una serie de cuestiones que a su edad, Roberto creía manejar. Hace poco arrendó una película, Una verdad incomoda, acerca del calentamiento global, la cual debió casi obligar que su hijo viera, pese a que allí se retrataba los cambios que experimentaría el planeta en las próximas décadas. ¿No te importa el mundo que vas a tener que vivir mañana? le preguntó Roberto a su hijo al ver su cara de desidia mientras veían el documental. Su hijo se limitó a encogerse de hombros. ¿Entendiste la película siquiera? Si, respondió el hijo, Se trata de que va a subir un poco el mar. Pero que tanto, nos iremos a vivir a Calama y listo.

La situación que enfrenta Roberto no es aislada. Muchos padres se quedan perplejos a la hora de constatar la indiferencia con que sus hijos ven el futuro o peor aún, sus obligaciones diarias. “Para que estudiar si después voy a trabajar en la mina”. “Para que leer un libro si es aburrido” son expresiones de un temprano hastió que suelen oírse en boca de los adolescentes. No parece haber un gran interés de su parte por conocer el mundo más allá del círculo de los amigos y del colegio. Como si más allá de las fronteras de la ciudad y del presente no hubiese nada.

Quizás uno de los detonantes de esta crisis sea el significativo auge de la industria del entretenimiento. En general, no le tomamos el peso al hecho de tener a la mano una serie de herramientas que permitan distraerse (televisión por cable, Play Station, Internet, juegos de computador) Muchas de estas herramientas, antaño o no existían o no se hallaban tan drásticamente masificadas. No había canales de televisión por cable, o consolas o celulares. Por lo mismo, ciertos aspectos de nuestra cultura, han sido desplazados por esta cultura del entretenimiento.

El mundo de los adolescentes de hoy tiende hacia el vértigo. Existen demasiados estímulos a mano, demasiadas cosas por oír, por ver, por jugar, (en el fondo la cultura del entretenimiento incentiva siempre el consumo), como para detenerse a pensar en cuál es el lugar que como individuo se ocupa en el mundo. O peor, aún, de lo que más se tiene conciencia es la de ser un consumidor. Las referencias externas así lo dicen. Lady Gaga, una de las últimas cantantes de moda, así lo dictamina en su canción Fashion:

Lo soy / soy muy fabulosa / feroz y tan loca / ¿quieres ver esta ropa en mí? / soy quien quiero que seas / ¡moda! / ponla en mí / nos encantan los diseñadores / necesito / unos zapatos nuevos / no puedo / bajar la calle con estos / eres / lo que llevas, es cierto / una chica es tan top /como los zapatos que lleva / me encanta vestirme con Luois, Dolce Gabbana, Alexander McQuenn / joder me encantan esos Manolos…

Los mensajes de nuestra cultura globalizada van siempre hacía una sola dirección: el consumo, el manido, eres lo que tienes, que Lady Gaga, canta explícitamente y que como publicidad sería aceptable, pero este es solo un tema más de su disco. Hay ciertamente un entorno mediático que promueve las despersonalización, la invalidez de las virtudes internas y que promueve la superficialidad, y las apariencias, algo que no sólo nosotros, sino todos los países del mundo, viven y sufren.

Bajo este panorama, esta cultura ególatra donde queda poco espacio para la reflexión o la preocupación por el futuro, donde se justifica plenamente la indiferencia que Roberto advirtió en su hijo. En verdad, el último reducto, donde pueden inculcarse valores y nociones de sentido, pareciera ser el propio hogar, y es tarea de los padres tomar esta tarea, que dejada de lado, puede tener profundos efectos negativos en el desarrollo de los hijos.

Por Paula Nievas.

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